Generar espacios de actividades en las organizaciones para fomentar la creatividad y la innovación son nuevas propuestas, crear contextos con la finalidad de que los empleados puedan darse cuenta del potencial creativo que tienen.
¿Hay una forma de aumentar la creatividad de nuestra gente?, se pregunta Sergio Ventura, Director General de Kaizén. Dice que lo primero que se debe hacer es definir si ser creativo e innovador es algo innato o se puede adquirir. ¿El creativo nace o se hace? La creatividad es una habilidad que se entrena y se va desarrollando, como si fuera un músculo, con el ejercitar diario. Algo que se puede ir logrando de a poco.
Luego habría que determinar a qué llamamos algo creativo, porque señalar la innovación y la creatividad habla más del que opina que del que crea. Es decir, los juicios que emite una persona acerca de un producto o servicio están ligados directamente con el entorno cultural de esa empresa o institución, ya que algo puede ser muy creativo y original para una persona, y poco creativo para otra.
En tercer lugar, se debería analizar qué hacer cuando estamos en pleno proceso de creación, para poder generar una idea o propuesta innovadora. Dado que algo puede ser novedoso y original según quien lo evalúe, lo sugerido es desarrollar la escucha sobre lo que podrían opinar aquellos que van a valorar el acto creativo.
"Ponerse en los zapatos del otro" e imaginar que nos dirá desde su cultura organizacional acerca de lo que estamos creando. La clave está ahí, en escuchar las necesidades. La idea surge como solución a un problema, y las respuestas están dentro de nosotros. Solo hay que escuchar las preguntas. La innovación es una nueva forma de hacer algo. Es la creatividad puesta en el mercado.
¿Cómo crear un contexto creativo? De la misma forma en que vamos al gimnasio y utilizamos diversos elementos para desarrollar músculos, para crear también sirve generar un contexto apto.
Algunas claves para desarrollar la creatividad, según Sergio Ventura:
· Tratar de salir cada tanto del espacio de trabajo habitual. Hay lugares más inspirativos que otros.
· Armar pequeños grupos de trabajo, de no más de 5 personas.
· Disponer un tiempo de trabajo diario, semanal o mensual, destinado exclusivamente a la innovación.
· Comunicar los resultados logrados por la innovación dentro de esos grupos, por pequeños que sean (no olvidar la famosa retroalimentación del trabajo en equipo).
· Aceptar que está dentro de un proceso, y que es probable que no surjan novedades en las primeras reuniones.
· Una sucesión de reuniones creativas forman un proceso creativo.
· Reciclar no es copiar: una idea, reciclada para un contexto que la desconocía, también significa innovación y muchas veces nos ayuda a atenuar la presión de crear todo el tiempo. En ese caso, lo creativo es adaptar y vender una propuesta a quien desconoce que fue creada anteriormente.
· La mirada del otro enriquece. De una idea surgen muchas otras, y esa es la magia del trabajo en equipo y la retroalimentación.
· Incorporar energía para los músculos creativos: aliméntelos con lecturas, observación en conjunto de videos, viajes a otras culturas, inmersiones en páginas de Internet de otras industrias, lectura de encuestas de mercado, etc. para generar esa fuerza creativa que disparará nuevas ideas.
· Sumar al equipo a clientes internos o externos. Es muy valioso tenerlos ahí y preguntarles qué necesitan. ¡A escuchar!
· No emitir opiniones cuando alguien esboza una idea. Una idea no mata a otra, en realidad se ganan dos ideas.
· No reprimir lo que piensa, aunque parezca que no va a ser útil.
· Anotar y registrar todo. Lo que no nos sirve hoy, nos puede servir mañana.
· No dar nada por sentado. Grandes ideas surgieron de poner en primer plano algo muy obvio, que para muchos era invisible.